La fotografía es una forma de ver el mundo, de interpretar la realidad y captarla en una imagen. Experimentar esa sensación muchas veces parece algo irreal. ¿Quién iba a pensar que el ser humano llegaría a «escribir con luz»? Porque, en esencia, eso significa la palabra fotografía.
La cámara fotográfica como herramienta, es el medio por el cual plasmas tu forma de percibir la realidad. Se convierte en una extensión no solo de tu vista, sino también de tu ser y de tu espíritu, ya que conecta con tu sensibilidad, con lo que sientes. Y en cada imagen que creas, hay un fragmento de ti.
Por eso, para mí, elegir una cámara o equipo fotográfico es una decisión seria y de gran responsabilidad. Esa herramienta debe generar un vínculo contigo, debe amoldarse a tus necesidades y a lo que buscas transmitir. En mi caso, los equipos de Fujifilm están en mis manos porque cumplen con todo esto. Su menú, sus diales de manejo y su estética evocan la nostalgia de la fotografía analógica, que nos transporta a la era de las cámaras de película. Además, las simulaciones de película y los colores que ofrecen son únicos y muy característicos de la marca.
Tatacoa desierto seco tropical Villa vieja Huila Colombia. /Santiago Chimbaco
Puedo decir con seguridad que Fujifilm es una marca con identidad. Sus ópticas y cuerpos de cámara son, hasta ahora, los más compactos y ligeros que he tenido. He trabajado con diferentes marcas de equipos fotográficos, pero Fujifilm me transmite exactamente lo que busco en un equipo: confianza, versatilidad y ligereza. Hicieron mis viajes más prácticos, el hacer fotografía en lugares remotos o de difícil acceso ya no se me hizo tan pesado.
Actualmente, uso una Fujifilm X-T30 II junto con un lente Fujinon 16-50 mm, pero también he probado la Fujifilm X100VI, una cámara perfecta para fotografía de calle. Al ser compacta, con una longitud focal equivalente a 35 mm aproximadamente y una gran apertura de diafragma me permitieron abordar diferentes escenarios y situaciones.
Bogotá fue la locación perfecta para ponerla a prueba haciendo street photography. Siendo sincero, al principio no me convencía porque no es una cámara de lentes intercambiables, pero al tomarla en mis manos y recorrer la ciudad hizo que me enamorara de ella. Su diseño me motivaba a hacer foto tras foto, me obligaba a moverme, a acercarme, a buscar perspectivas distintas. Me brindó la posibilidad de explorar y capturar las historias urbanas que se escondían en esas calles.
También quiero destacar las ópticas especializadas de Fujifilm, como los lentes macro y los teleobjetivos. Al usar el teleobjetivo 150-600 mm con la cámara Fujifilm X-T50, uno de los lanzamientos más recientes de la marca. Su sistema de detección de sujetos es ideal para fotografía de fauna. Fotografiar aves con este lente fue maravilloso: poder acercarme a esas criaturas que vemos tan distantes y deleitarme con los vibrantes colores de sus plumas, algo que muchas veces no imaginamos.
Tatiana Jacanamijoy originaria Inga Kamëntša, alto Putumayo Sibundoy /Santiago Chimbaco
Asimismo, el lente macro 60 mm f/2.4 me permitió adentrarme en un micro universo: el de los herpetos, las plantas y los hongos. Descubrir los pequeños detalles que suelen pasar desapercibidos fue una forma de redescubrir mi forma de ver el mundo y de apreciar esa belleza sutil que solo se revela si nos detenemos a observar con atención y respeto.
La fotografía ha significado en mi vida una búsqueda constante, para poder entender quién soy, encontrar aquello que conforma mi ser y también poder entender el mundo que me rodea.
Centrolene Huilensis rana de cristal, Isnos-Huila. /Santiago Chimbaco